Hoy asumimos el compromiso de construir desde los territorios una nueva Democracia Cristiana, que sea capaz de responder al nuevo ciclo político que estamos viviendo en nuestro país, un partido que sea instrumento para que todos y todas podamos vivir mejor.
Nos inspira nuestra historia, los grandes aportes al país que nuestros correligionarios, quienes nos antecedieron, realizaron. Los avances sociales, la Reforma Agraria, la lucha por la democracia durante la dictadura, la defensa de los derechos humanos, la preocupación y ocupación permanente por los más excluidos, los más pobres, los más vulnerados por nuestra sociedad, los procesos históricos por los que otros transitaron antes encarnando el espíritu del humanismo cristiano.
Hoy nos convocan nuevos desafíos, juntos tenemos el deber de construir un partido que defienda y encarne el humanismo cristiano del siglo XXI donde con participación y democracia podamos conectarnos con la ciudadanía, con los territorios y hacer nuestras sus necesidades y demandas para construir un país mejor para todos y todas.